Salir o no salir del armario... esa es la cuestión.
Armario, ropero, placard, closet, guardarropa. Lo llamemos como lo llamemos el tema es salir o no salir. Cuándo salir, cómo salir, dónde salir, hacia dónde salir... Salir a la libertad o a otro armario nuevo. Salir para luchar o para ser denostado. Es un salir o una larga cadena de salires. Mucho se ha escrito sobre esos instantes de revelación que han sido hasta tratados en películas.
El suplemento Soy del diario Página/12 presenta hoy un muy interesante especial sobre "una experiencia en la que se reconocen todos los varones y mujeres homosexuales."
"Si nunca se está adentro o afuera, se trata, para la autora, de una estructura o un espacio de secreto transparente. Es un armario de vidrio (glass closet): un gay o una lesbiana que ocultan su homosexualidad no saben qué es lo que saben sobre ellos aquellos a quienes pretenden ocultar quiénes son. Es como en la novela En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, donde los fieles del clan Verdurin hacen continuas alusiones a la homosexualidad de Charlus, alusiones que serían más horribles si este último se declarara abiertamente homosexual. Por ello, jugar el juego del armario es negociar continuamente cuánto hay que develar u ocultar midiendo las consecuencias sociales de la confesión, y eso explica también por qué muchas personas prefieren continuar en el armario."
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